Asociarse o no asociarse, esa es la cuestión
Con motivo de la reunión anual del BDÜ, la asociación federal de traductores de Alemania, que tuvo lugar la semana pasada, me gustaría hablar un poco del papel de las asociaciones de traductores en general.
Por norma general, cada país o región tiene un asociación propia. Algunas de las más famosas son ATA («American Translators Association») en Estados Unidos; Asetrad («Asociación Española de Traductores, Correctores e Intérpretes») y Atrae («Asociación de Traducción y Adaptación Audiovisual de España») en España; BDÜ («Bundesverband der Dolmetscher und Übersetzer») en Alemania; AITI («Associazione Italiana Traduttori e Interpreti») en Italia o SFT («Société française des traducteurs») en Francia.
Para vivir de la traducción no es obligatorio ni necesario asociarse, pero estas asociaciones suelen tener requisitos de acceso bastante exigentes, incluso exámenes, por lo que estar en una asociación puede significar que se trabaja de forma profesional.
Pero asociarse no significa automáticamente tener más trabajo, ni más clientes, ni cobrar más dinero por tus servicios. Puede ayudar, pero un negocio no prospera solo por tener un sello, hay que dedicarle tiempo y aprovechar todo lo que ofrecen, y no solamente pagar la membresía y esperar.
Estas asociaciones, por lo general, son un punto de encuentro entre los traductores de un país o de un idioma meta, donde los profesionales pueden comentar sus dudas o preocupaciones, donde se informan de las últimas novedades del sector. También suele haber una base de datos para buscar traductores e intérpretes para personas que no sepan dónde buscar profesionales en el sector.
Muchas suelen ofrecer cursos o formación, asistencia jurídica, modelos de facturas, foros privados con los colegas... Estas asociaciones también se preocupan de visibilizar la profesión y luchar por condiciones laborales más favorables. Son como un sindicato que vela por la seguridad y la estabilidad en el sector.
Pero al final es una decisión personal, hay que ver lo que nos pueden aportar y lo que nos quitan.
¿Conocías estas asociaciones? ¿Te asociarías? ¿Por qué sí o por qué no?
Traductoras en la historia
Las mujeres han estado a la sombra de la sociedad durante mucho tiempo. De hecho, sin todas las mujeres que se dedicaron a traducir libros a su idioma, hoy no tendríamos muchos libros que consideramos clásicos indispensables.
En realidad, la historia de la traducción es un tema muy complejo y algo difuso, ya que la definición de traducción ha ido variando a lo largo de los siglos. En la Edad Antigua y en la Edad Media, las traducciones eran lo que hoy se denomina «transcreación», es decir, escribir con otras palabras un texto que se ha leído. En muchas ocasiones, las traducciones eran una nueva interpretación de un texto, se podía adaptar al país al que se dirigía o, incluso, se podía cambiar el final de la historia si no les gustaba. A veces, incluso, se escribía un relato de un libro que se había leído, pero que no se tenía físicamente, solo se recordaba. En general era un poco el teléfono escacharrado, pero a gran escala.
¿Y qué tienen que ver las mujeres en esta historia? Pues mucho. Y es que a las mujeres no se les permitía escribir. O, si escribían, casi nunca se publicaban sus escritos.
Algunas decidieron aventurarse y firmar con un pseudónimo masculino, como Mary Ann Evans (George Elliot), Cecilia Böhl de Faber y Ruiz de Larrea (Fernán Caballero), Louisa May Alcott (A. M. Barnard) o Mary Shelley (en un principio no firmó su novela más famosa, Frankenstein, y todo el mundo pensó que era de su marido).
Otras decidieron dedicarse a la traducción, aunque no todas podían. La traducción se consideraba cosa de hombres, sobre todo escritores y monjes. Pero algunas lograron vender sus libros como traducciones. De este modo ganaban respetabilidad, porque no eran las «autoras», y así disponían de cierta libertad. Lo que muchas tienen en común, por desgracia, es el anonimato.
Algunas traductoras importantes fueron Margaret Tyler (s. XVI), la primera traductora de libros de caballerías en Inglaterra; Giuseppa Barbapiccola (s. XVII), traductora de Descartes; Julia Evelina Smith (s. XVIII-XIX), traductora de la Biblia; Emilia Pardo Bazán (S. XIX-XX), también escritora naturalista, o Charlotte Hughes Bruner (s. XX), que luchó por la cultura africana y solo tradujo novelas de escritoras africanas.
Desgraciadamente, se desconoce el camino de muchos libros y es muy complicado investigar qué libros fueron traducidos por quién, sobre todo en la Edad Antigua y en la Edad Media, donde la autoría no era tan relevante como lo es ahora. Pero siempre podemos seguir las pistas y, en muchos casos, seguramente nos encontraremos las huellas de una mujer. Gracias a todas ellas.
La odisea de un proyecto de traducción - Llegando a puerto
Ya hemos llegado, entonces, se acabó la odisea, ¿verdad? Lamentablemente no, Ulises también tuvo mucho trabajo al llegar a Ítaca.
Primero debemos enviar el documento en el plazo establecido, además de todos los documentos o informaciones que hayamos establecido de antemano, como las memorias de traducción o la terminología, si el cliente las ha pedido. Yo normalmente envío también algunos comentarios, como si hay faltas de ortografía, si la numeración es correcta, si el formato es uniforme... Dependiendo de cuántos comentarios tenga los envío en un documento Word aparte o en el propio cuerpo del correo.
Pero ahí no acaba el proyecto, ni para mí ni para el cliente. También hay que enviar la factura (y comprobar que se ha realizado el pago).
Pero tampoco se acaba ahí.
En algunas ocasiones, el cliente puede tener dudas o comentarios sobre nuestra traducción, o a lo mejor ha decidido que un concepto se debe llamar de tal manera. Siempre es bueno que el cliente nos dé su opinión para evitar comentarios en el futuro. Si, por ejemplo, tiene comentarios sobre la terminología, lo mejor es actualizar la terminología. Así, en el próximo proyecto, usaremos desde el principio la terminología deseada. Si hay comentarios sobre el estilo, debemos actualizar las memorias de traducción. En caso necesario y si hay muchos comentarios por parte del cliente, podemos enviar el documento de nuevo, o la nueva lista de terminología o la memoria de traducción actualizada.
En otros casos, el propio cliente ha cambiado algunas partes del texto origen, o bien porque el primer texto que mandaron debía revisarse, o bien porque añaden, o suprimen, algunas frases o cambian ciertas expresiones. Si hay demasiados cambios, se debería ver como un nuevo proyecto y prácticamente empezar otra vez con la odisea desde el principio.
De momento, nos quedaremos en Ítaca hasta el próximo viaje.
Si tienes un proyecto de traducción y quieres que te ayude con tu odisea particular, no dudes en ponerte en contacto conmigo sin compromiso.
La odisea de un proyecto de traducción - En alta mar
Por fin hemos zarpado y nos encontramos en alta mar. Esta parte del viaje suele ser la más larga y no exenta de peligros.
En primer lugar, tenemos que asegurarnos de que tenemos a punto todo lo necesario: hemos creado el proyecto, tenemos la guía de estilo, las referencias, las memorias de traducción, la terminología... Llega el momento de usarlas.
Una parte que no se ve de una traducción es la investigación. Hay que buscar todos los conceptos que no se entiendan, los nombres de organizaciones internacionales, si la empresa tiene una página web ya traducida, puede que haya algunos nombres de productos ya traducidos... El internet es un recurso muy valioso y hay que saber usarlo, saber dónde buscar y, en caso de que no se encuentre nada, hay que saber dónde preguntar. Podemos preguntar o bien en foros específicos del tema que estemos traduciendo (por ejemplo, si es una traducción legal, podemos ir a foros sobre abogacía), o bien preguntar a personas cualificadas (alguien que trabaje en un bufete). También podemos preguntar al cliente si es algo muy específico, o proponer varias ideas para que el cliente elija la que más le convenga.
Pero no hay que olvidar que un barco no se lleva solo. Cuando estamos en alta mar, es bueno pedir ayuda. A veces, el cliente ya tiene la respuesta y simplemente se le ha olvidado dárnosla o no creía que fuera importante. Es mejor preguntar varias veces que no preguntar y que el cliente no quede satisfecho con nuestra traducción. En algunos casos, incluso se puede organizar una visita a una fábrica o empresa para ver qué máquinas se usan y cómo. Es mucho más fácil traducir algo si sabes qué es, en vez de intentar imaginarlo.
Cuando ya hemos resuelto todas las dudas y hemos traducido el texto, pasamos a la fase de revisión. Personalmente y si el texto y el tiempo lo permiten, me gusta hacer dos revisiones. La primera es una revisión comparando el texto origen con el texto meta para comprobar que no he olvidado nada o que no se ha cambiado el sentido del texto. La segunda revisión es monolingüe, es decir, solo leo el texto meta, normalmente en voz alta, y compruebo si «suena a español», ya que a veces nos pegamos demasiado a la traducción y las soluciones más idiomáticas no resaltan tanto. Para esta segunda revisión, lo mejor es dejar reposar el texto, en el mejor de los casos durante 1 o 2 días, ya que así se ven muchas cosas más que si se corrige el texto justo después de traducirlo.
Ya casi estamos, ya podemos gritar «¡tierra a la vista!». Solo quedan los últimos retoques, como la maquetación, en caso necesario, o últimos detalles como el número de página, imágenes... El texto que entreguemos al cliente tiene que estar «limpio», con el formato lo más parecido al texto meta.
Finalmente estamos entrando en el puerto. Pero esto no acaba aquí, todavía queda mucho camino por recorrer. ¡Ojo avizor!
Para llegar a puerto, sigue leyendo aquí.
La odisea de un proyecto de traducción - Subiendo a bordo
Lo primero de todo, imprescindible, es que el cliente y la traductora se encuentren. Esto puede pasar de infinitas maneras, tanta analógicas como digitales. De forma analógica, por ejemplo, se pueden encontrar a través de recomendaciones o el boca a boca, de hablar con gente en congresos, de amigos o familiares... Pero muchas veces este encuentro sucede digitalmente, por ejemplo, a través de la página web, a través de páginas específicas de traducción o de empleo, como LinkedIn o ProZ, o incluso a través de redes sociales. De una forma más activa, la traductora puede buscar activamente y enviar currículos a empresas, poniendo anuncios en google o en redes sociales o cuando una empresa escribe un anuncio con un proyecto concreto.
Sea como fuere, el encuentro se ha producido: un cliente o una empresa ha encontrado a un profesional de la traducción, o viceversa. El siguiente paso sería mandar el o los documentos que se quieren traducir, además de otros documentos que pueden ser relevantes para el proyecto. Si el cliente ya tiene varios proyectos de traducción a sus espaldas, es probable que tenga memorias de traducción, terminología específica o guías de estilo. Esto ayudará a la traductora a estimar la cantidad de trabajo.
Es el momento de que la traductora haga el presupuesto. En él se debe incluir el precio por palabra, por hora trabajada o por por proyecto, la fecha de entrega y el formato de entrega, si es en Word, PDF, impreso... También se debe indicar si se entregarán «extras», como las memorias de traducción o terminología. Algo muy importante, que a veces se puede olvidar, es indicar hasta cuándo podemos esperar para poder mantener la fecha de entrega indicada. Es decir, si estimamos unos 3 días laborables, se debe indicar que esos tres días son a partir de la confirmación por parte del cliente y no a partir del presupuesto. O, si por ejemplo el cliente escribe una semana más tarde y tenemos otros proyectos, es probable que no podamos cumplir con el plazo.
A continuación, el cliente debe decidir si aceptar el presupuesto y el plazo. Imaginemos que lo acepta. Perfecto, podemos soltar amarras, pero nos queda un poquito para zarpar. La mayoría de proyectos se hacen con herramientas TAO, así que el último paso sería crear el proyecto en la herramienta TAO que corresponda. Aquí debemos incluir la terminología del cliente y las memorias de traducción, en caso de que hayan sido proporcionadas.
¡Ahora sí, zarpamos!
Continúa la odisea aquí.
Cómo me organizo sin morir en el intento
Tengo un sistema de cuatro tablas, una debajo de la otra, en un documento que tengo abierto y modifico durante toda mi jornada laboral.
La primera tabla es de proyectos actuales. Ordeno cronológicamente los proyectos para saber en cuál debo trabajar primero. Los comentarios del cliente normalmente son notas terminológicas, o palabras/productos que no deben traducirse, o el número de páginas que se debe traducir o no. En los comentarios para el cliente escribo preguntas, faltas de ortografía, alguna mejora en el estilo o en el formato... Todo lo que pueda ser de interés para el cliente.
Empresa | Nombre proyecto | Plazo | Pago | Método de pago | Comentarios del cliente | Comentarios para el cliente |
Empresa 1 | Proyecto 2 | 13/2 9 h | x | transferencia | mirar referencias | p. 6, "Delikatssen" en vez de "Delikatessen" |
Empresa 2 | Proyecto 3 | 13/2 16 h | x | hacer factura | ||
Empresa 1 | Proyecto 4 | 15/2 13 h | x | transferencia | ||
Empresa 3 | Proyecto 5 | 16/2 20 h | x | paypal |
La segunda tabla es de seguimiento. Aquí recojo todas las empresas a las que he contactado, las pruebas de traducción que he hecho y a veces también potenciales clientes a los que puedo escribir.
Persona/datos | Empresa | Plazo | Comentarios |
Empresa 4 | 10/2 | esperar respuesta |
La tercera tabla es de los proyectos que están entregados y para los que necesito hacer una factura. Personalmente prefiero escribir las facturas a final de mes, sobre todo con agencias con las que trabajo a menudo, pero hay gente que prefiere mandar una factura por proyecto. Simplemente, cuando entrego el proyecto, copio la fila de la primera tabla en esta tabla, ordenado por empresas.
Empresa | Nombre proyecto | Entregado | Pago | Método de pago |
Empresa 1 | Proyecto 1 | 6/2 | x | transferencia |
Empresa 1 | Proyecto 2 | 13/2 | x | transferencia |
A final de mes, cuando escribo las facturas, hago una nueva línea en la última tabla. Escribo el número de factura (año, mes, número de factura del mes) y el pago neto y bruto (con impuestos en caso necesario), para ahorrarme trabajo a la hora de hacer la declaración de impuestos.
Empresa | Número factura | Plazo | Pago neto | Pago bruto | Método de pago |
Empresa 1 | 230201 | 28/2 | x | x+19 % | transferencia |
Empresa 2 | 230202 | 30/3 | x+x=y | y+19 % | paypal |
Cuando he cobrado una factura, copio la línea de la tabla y la pego en otra tabla con todos los pagos y pagarés de la empresa.
También hay algunas aplicaciones que ayudan con la gestión de proyectos, pero la verdad es que a mí me resulta bastante práctico tenerlo todo de un vistazo.
¿Cómo te organizas tú?
Mi vida como autónoma
Hay muchas maneras de trabajar como autónoma, así que hablaré mayormente desde mi perspectiva. Sí, como autónoma puedes decidir muchas cosas: tus horarios, tu lugar de trabajo, cuánto trabajas cada día... En fin, parece que eres libre. Pero (siempre hay un pero) hay muchas cosas que no puedes elegir, como la cantidad de trabajo (pagado) que tendrás. Tampoco puedes elegir cuándo te llegará el trabajo, ni cuánto cobrarás al mes, con algunas empresas, tampoco decides cuándo te van a pagar. Además, no hay que olvidar que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Tienes que saber cómo organizarte el tiempo, ser constante y no abandonar, ver tu trabajo como un negocio, como una empresa que hay que cuidar y alimentar.
Empecemos por los horarios de trabajo. Como persona autónoma puedes empezar y terminar a la que hora que consideres oportuna. Aun así, tener una rutina más o menos establecida ayuda mucho, como en cualquier otro trabajo. Es un trabajo más flexible, a veces trabajarás ocho horas, a veces más, a veces menos. En mi caso, me gusta despertarme con calma, desayunar y leer una media hora antes de empezar con el trabajo, lo que me relaja y motiva para empezar el día. Suelo empezar sobre las 9, hago una pausa sobre las 12 para hacer deporte, luego como sobre las dos y trabajo normalmente hasta las 8 de la tarde. Como tengo algunas empresas con sede en Estados Unidos y en otros países con otras franjas horarias, prefiero hacer una pausa más larga al mediodía, donde sé que no hay demasiados correos, y terminar un poco más tarde para contestar los últimos correos.
Eso son muchas horas, pero no estoy todo ese tiempo traduciendo o revisando textos, no todo el trabajo está pagado, y creo que esta es una de las principales diferencias entre una persona autónoma y una empleada. Una empleada cobra por las horas que trabaja (al menos en teoría), mientras que una autónoma puede trabajar muchas horas y no recibir dinero a cambio, por ejemplo, cuando se buscan nuevos clientes, se hace marketing, se escriben facturas, se revisa la contabilidad... Todas estas cosas son necesarias y llevan su tiempo, por lo que las tarifas deberían tenerlo en cuenta. También doy clases particulares de español y algunos días voy a una oficina a ayudar a una agencia de traducción, así que al final mi día es bastante variado. Con todo, hay que ser muy constante y darse a conocer todas las semanas, porque el trabajo puede tardar en llegar.
Como autónoma, eres tu propia jefa. Eso puede sonar bien en un principio, pero también tengo que ser estricta conmigo misma y no relajarme demasiado. Como he dicho, hay que ser muy constante para que todo el esfuerzo dé sus frutos. Es cierto que puedo descansar unos días si lo necesito sin tener que pedirme días libres, pero tengo que ser consciente de que luego tengo que continuar donde me había quedado y no olvidarme de las tareas más importantes, aunque a veces no me gusten demasiado.
Una de las cosas más difíciles para mí es realmente la frustración que se puede llegar a sentir como autónoma. Cuando estamos empezando, mucha gente nos aconseja no frustrarnos si nos rechazan un proyecto. Tengo que reconocer que al principio dolía más, pero con el tiempo me fui dando cuenta de que no depende de mí, a veces el cliente busca gente con otras características o con tarifas más bajas, y, aunque cuesta, ya no me lo tomo de manera tan personal como al principio. Lo que nadie dijo era la frustración que se siente cuando no te responden, cuando mandas un presupuesto a un cliente que ya te ha contactado, esperas y... nada. Después de unos días vuelves a contactar con el cliente preguntando si está interesado o si tiene dudas sobre el presupuesto y... nada.
Para mí, todos estos aspectos son dos caras de la misma moneda. Algunas cosas se disfrutan más que otras, pero todas son importantes por igual. Lo importante es encontrar el equilibrio.
Con todo, creo que el trabajo autónomo no es para todo el mundo. Hay gente que prefiere poder desconectar completamente cuando sale del trabajo, o que prefiere que alguien le diga exactamente qué debe hacer. En mi caso particular, creo que tomé la decisión correcta y la que más se adaptaba a mí, con sus más y sus menos.
Palabras ¿intraducibles?
- en español: sobremesa: según la RAE, significa el «tiempo que se está a la mesa después de haber comido». En España y en los países hispanos, la comida tiene una gran importancia social y, en ocasiones, la sobremesa es aún más larga que la propia comida.
- en alemán: Feierabend: significa tanto el tiempo libre que queda después del trabajo como el final de la jornada laboral. Es una de mis palabras favoritas en alemán (sobre todo después de un día duro de trabajo).
- en inglés: bromance: seguro que mucha gente ha oído este término, sobre todo referido a algunas series o películas. Se usa para definir una amistad muy peculiar entre dos hombres, sin que llegue a ser una relación romántica.
- en italiano: meriggiare: es estar en reposo, al aire libre y en un lugar sombreado, durante las horas cálidas del mediodía. Esta palabra podría tener una equivalencia en otras regiones cálidas, pero nunca en zonas donde no se conoce el calor casi insoportable del mediodía.. Pero, como he dicho, eso no significa que otros países con temperaturas muy bajas no puedan comprender este concepto después de explicarlo.
¿Qué otras palabras difíciles de traducir conoces? ¿Qué palabra te gusta más?
La historia de la arroba
Sin embargo, la @ tuvo en sus orígenes otros significados. En Europa era también una unidad de medida, unos 26 litros o lo que equivalía a un ánfora, y, actualmente en España (sí, en pocos lugares aún se mide en arrobas), una arroba son unos 12,5 kilos.
En Estados Unidos, la grafía @ se siguió utilizando en algunos contextos, como en la sustitución de «at» en precios (como en «1 bottle @ 5 dolars»).
Y, no hace mucho tiempo, en 1971, cuando se inventó el correo electrónico, el ingeniero Ray Tomilson tuvo que elegir un símbolo para separar el nombre de la dirección, y @ era el único símbolo que no era ambiguo y que estaba libre. Así, la arroba se metió de lleno en el mundo informático y nos acompaña en muchas otras ocasiones.
¿Conocías esta historia?
Nombres femeninos que empiezan por a tónica
¿Entrar a la aula? ¡Repasemos los artículos y adjetivos con nombres femeninos que empiecen por a tónica! Algunos ejemplos:
- aula
- agua
- hacha
- alma
- habla
- ama
- ave
- hada
- águila
Primero lo fácil: cuando el nombre va en plural, los artículos siempre son femeninos («las aulas»).
Con el singular, la cosa se complica. En singular, el artículo determinado siempre es «el» («el aula», «el agua»...). Con los artículos «un/a», «ningún/ninguna» y «algún/alguna» es predominante el uso en masculino, aunque también se acepta el femenino («un aula» es más común que «una aula»).
El resto de artículos («este», «ese», «aquel»...) y todos los adjetivos van a ir siempre en femenino («esta aula», «aula vacía», «la otra aula»...).
Hay un caso bastante peculiar en español, un nombre «de género fluido», podríamos decir: el arte. De nuevo, empecemos con lo fácil: en plural, siempre va a ser femenino («Bellas Artes», «malas artes»...).
Pero en singular, los adjetivos pueden concordarse en femenino o en masculino. Con la mayoría de adjetivos se concuerda en masculino («el séptimo arte», «arte moderno»...), si bien los adjetivos deberían ir en femenino, según la regla (y como sucede en otras lenguas romances que mantienen el femenino). Solo en algunos casos se concuerda el adjetivo en femenino, cuando «arte» se refiere a un «conjunto de normas y principios para hacer bien algo» [1], como en «arte amatoria», «arte métrica» o «arte poética».
¿Conocías estas normas? ¿Qué otras dudas lingüísticas tienes?
Mis propósitos para el 2023
- Conseguir al menos dos clientes directos este año. Pronto explicaré las diferencias entre clientes directos y agencias.
- Escribir todas las semanas, ya sea en el blog, en una agenda, pequeños relatos... Pero no dejar de escribir.
- No aceptar todo el trabajo que me llegue. A veces cuesta parar y frenar un poco y en los últimos meses he trabajado demasiado y a demasiada velocidad. Este año aceptaré solo lo que me interese y lo que pueda hacer con la calidad que quiero ofrecer.
- Respetar mis "horarios de oficina". Parece más fácil de lo que parece, porque siempre abro el correo electrónico para otras cosas y acabo respondiendo correos de trabajo en mi tiempo libre.
Y tú, ¿qué propósitos tienes para el nuevo año?
Regalar experiencias
- Cursos/talleres
- Día de spa/masaje
- Viaje/escapada corta
- Tour turístico: incluso en la ciudad donde vives, ahora hay muchas rutas interesantes, como de miedo, medievales, en bicicleta, rutas gastronómicas...
- Entradas para el teatro/cine/un musical/un concierto/museos...
- Entradas para un festival
- Paintball
- Parque de atracciones
- Parques multiaventura
- ...
Y seguro que hay mil más. ¿Qué más se te ocurre? ¿Qué experiencias has regalado? ¿Cuáles has recibido?
Comprar de manera más sostenible
- ¿Tiene que ser de primera mano? Hay muchos portales en los que se venden productos de segunda mano en perfecto estado. Puedes mirar primero si puedes encontrar el regalo que buscas en alguna de estos portales o aplicaciones.
- Ecosia ha elaborado una lista con negocios sostenibles en forma de mapa, que resulta muy útil. Puedes encontrarlo si tienes la extensión de Ecosia al buscar en mapas o en la página https://www.treeday.net/.
- Compra en tu localidad. Puedes darte un paseo y apoyar los pequeños negocios.
- Lleva tu propia bolsa y evita las bolsas de plástico.
¿Qué más ideas se te ocurren?
Manualidades para regalar
Hay muchas manualidades que puedes regalar, pero aquí te dejo algunas ideas:
- Papiroflexia: por ejemplo, decoración de Navidad, animales, personajes de series o películas... Es increíble lo que se puede llegar a hacer con solo un trozo de papel y un poco de paciencia.
- Joyería: en muchas tiendas hay sets de hilo con perlas (mejor si son de madera), o también se pueden hacer pulseras o collares solamente con hilo. También puedes usar tu imaginación y hacer joyas con macarrones, conchas, chapas, clips...
- Jabones: los jabones son algo más complicado de hacer y se necesita más tiempo, pero es un regalo muy útil y personalizable.
- Velas: más fáciles de hacer que los jabones, es una actividad muy divertida y puedes reciclar incluso velas viejas.
- Collages: con fotos, letras de canciones, pasajes de libros, entradas de cine... Seguro que compartes muchas cosas con una persona especial y un collage te ayudará a recordar todos esos momentos.
- Dibujos.
- Calcetines o bufandas.
¿Qué más se te ocurre? ¿Qué manualidades has regalado?
Regalos de segunda mano
- Libros: a veces empezamos un libro que no nos gusta, o solo lo necesitábamos para un periodo determinado, o quizá nos lo han regalado y sabemos que no lo vamos a leer. Podemos regalárselo a otra persona a la que le vaya a gustar o que pueda usarlo.
- Ropa: siempre que esté en buen estado, la ropa es una opción muy buena. Así se ahorran recursos, dinero, tintes, materiales... Si ya no te lo pones, puedes regalarlo o venderlo y ayudarás al planeta.
- Instrumentos musicales: a veces empezamos con un instrumento y lo acabamos dejando, pero ese no tiene por qué ser su final. Alguien puede querer aprender un instrumento y esa guitarra/violín/piano... que no tocamos nunca se merece una segunda oportunidad.
Y un montón de cosas más, como carritos de bebé, juguetes, puzzles, bicicletas, patines, muebles, cositas de menaje, videojuegos, juegos de mesa...
¿Se te ocurre algo más que puedas regalar de segunda mano?
Guía para una Navidad sostenible
En general, lo más importante es priorizar la calidad antes que la cantidad y ser originales y usar nuestra imaginación. Los mejores regalos, casi siempre, son regalos personales que demuestran que apreciamos a la persona a la que regalamos. Y para eso no hace falta comprar nada.
Iré completando los artículos durante estas semanas, pero ahora algunas ideas. ¡Vamos allá!
- Regalos de segunda mano
- Manualidades
- Comprar de manera más sostenible
- Regalar experiencias
- Plantas o semillas. También puedes hacer un esqueje de una de tus plantas y regalársela a alguien.
¿Qué más se te ocurre?
Soy de letras... Hablemos de números
Todas las unidades de peso y medida, así como divisas, se escriben con un espacio entre el número y el símbolo, porque los símbolos se consideran palabras. Lo mismo sucede con los porcentajes. Además, los símbolos no llevan punto (a no ser, obviamente, que sea el final de la frase).
Es decir, se escribe: 452 g, 2 kg, 7 mm, 985 m, 159 €, 621 $, 27 %...
¿Y qué pasa con los números más grandes? Esto es algo más complicado. Para las números de cuatro cifras, las Academias recomiendan no dejar un espacio, práctica común en otros países. No se separan nunca «la expresión numérica de los años, en la numeración de páginas, portales de vías urbanas y códigos postales, ni en los números de artículos, decretos o leyes»[1].
Es decir, lo recomendado es: 4321, 6974... Aunque también se puede: 4 321, 6 974...
Para los números de más de cuatro cifras: 12 000, 5 214 632...
En España, si el número tiene decimales, se debe separar con coma, aunque en otros países se puede usar el punto.
3,14159...
Y, por cierto, las abreviaturas correctas de la palabra número, en español, son n.°, núm. y nro.
No es tan fácil ser de letras, ¿verdad? ¿Conocías todas estas normas?
¿Cómo se desarrolla un encargo?
Primero, es necesario leer el texto rápidamente, solamente para saber de qué se trata. También se pueden señalar algunos términos que pueden resultar problemáticos o algunas referencias intertextuales, es decir, dentro del mismo texto, para tenerlas en cuenta a la hora de traducir. Dependiendo de la longitud del texto, esta primera toma de contacto puede ser más o menos profunda.
Después, llega la hora de traducir. Traducir no significa solamente pasar las palabras de un idioma a otro, sino también investigar en internet para asegurarse de elegir el término correcto, consultar dudas lingüísticas que puedan surgir, tener en cuenta y actualizar la terminología ya existente o crear una nueva... En el caso de que sea un encargo de postedición, este paso se obvia, aunque la investigación sigue siendo necesaria.
Cuando se ha terminado de traducir, me gusta leer el texto completo una vez más comparándolo con la lengua origen con el fin de asegurarme de que no se ha olvidado o añadido nada y de que el sentido es el mismo.
Pero esto no es todo. Si el tiempo lo permite, es conveniente dejar reposar el texto meta y leerlo al día siguiente, sin compararlo con el original. Esta última "vuelta" sirve para reconocer errores en el estilo, pulir los últimos detalles y dejar el texto maquetado y listo para enviar.
¿Sabías que una traducción tenía tantos pasos?
Falsos amigos
Aquí os dejo algunos de los falsos amigos en español, alemán e inglés que me parecen divertidas o interesantes.
Significado ES | ES | DE | Significado DE |
😇 | ángel | Angel | 🎣 |
🏋🏿♀️ | gimnasio | Gymnasium | 🏫 (instituto) |
🐱 | gato | Gatte | 👩🏾❤️💋👨🏽 (esposo) |
📖 | leer | leer | 🫙 (vacío) |
👩🏾🦱 | prima | prima | 👍🏿 |
![]() | compás | Kompass | 🧭 |
Significado ES | ES | EN | Significado EN |
👌🏿 | éxito | exit |
![]() |
👩🏾🎓 | abogado | avocado | 🥑 |
🤲🏾 (de donar) | done | done | ✅ |
📁 | carpeta | carpet |
![]() |
🔡 | idioma | idiom | refrán |
👕 | ropa | rope | ![]() |
Consejos para reutilizar el agua de cocer la pasta o el arroz
- Si el agua está salada, puedes usarla para fregar los platos o para quitar los restos antes de meter los platos en el lavavajillas.
- Si no has echado sal al agua, primero deja que se enfríe el agua. Si la metes en la nevera, puedes incluso comértela porque se parece a la gelatina. Ese agua es simplemente agua limpia con mucho almidón.
- También puedes regar las plantas. El almidón es un fertilizante natural, ¡dos en uno! Para eso asegúrate de que no tiene sal.
- Otra opción es usarla como mascarilla para el pelo. El almidón fortalece el pelo y lo deja muy brillante. Puedes dejarlo actuar por unos minutos y luego lavarlo como normalmente. ¡Acondicionador gratis!
¿Qué más consejos tienes para ahorrar agua?